En el transitar de mi vida había comprendido que la ausencia de mi padre al irse de mi casa cuando tenía 12 años había dejado heridas enormes en mí, por mucho tiempo estuve frustrada al no poder tomar mejores decisiones cuando me relacionaba con las personas para intentar establecer una posible relación amorosa, desconfiaba tanto en los hombres que solo esperaba el momento en que me fallaran por lo que elegía a personas no indicadas, y el aparente desinterés por lograr las metas académicas, considero que no me sentía valiosa, por mucho tiempo me sentí perdida, incluso con Dios en mi vida me costaba muchísimo verlo como mi Padre, sin embargo su presencia me fue llenando de identidad, de propósito, El me daba valor, aunque con muchas cosas por arreglar, mi corazón se llenó del anhelo de poder construir una familia conforme al modelo establecido por Dios pero consciente de que no tenía idea de cómo comenzar, y aun tenia muchas cosas que perdonarle a mi padre, entonces fue cuando escuché sobre el movimiento “El mundo necesita un padre” y su visión de restaurar la paternidad en una generación sin padres, pensé que debía ser parte de eso, necesitaba restaurar mi vida para lograrlo y contribuir a la restauración de las familias, sin duda, debía instruirme para tomar mejores decisiones en la construcción de la mía, me sorprendí desde la primera sesión cuando estudiamos el pasaje de la biblia en Lucas 1:17,  en la manera de como juan prepara el camino

“Este Juan irá delante del Señor, con el espíritu y el poder del profeta Elías, para reconciliar a los padres con los hijos y para que los rebeldes aprendan a obedecer. De este modo preparará al pueblo para recibir al Señor.”

Y fue revelador para mí la importancia que Dios le da a las familias y el anhelo que El tiene por ser parte de ese núcleo para una mejor sociedad, la forma en la que nos creó, entender mis etapas y conocer mis heridas con nombre y apellido, poder entregárselas a Dios y sentirme libre, comprender el diseño de Dios y comprenderme a mí misma como su hija son sin duda fortalezas adquiridas con este programa, el mundo necesita un padre y el diseño de mamá me guiaron a comprender como fui diseñada, para que fui creada y como explotar mi máximo potencial como mujer, a darle la importancia que Dios le da a la familia y a caminar con pasos seguros y guiados por Dios.

Esperar en Dios, para mí se ha convertido en una etapa de esperanza, de estar activa y continuar preparándome para vivir las promesas de Dios para mi vida, considero que ahora se elegir, y elijo a Dios en todas mis áreas, esto fue impactante también para mí, conocer y desarrollar todas mis áreas para Glorificar a Dios, y para el bienestar de mi familia, y como hija, he comprendido que mis padres hicieron todo lo mejor que pudieron y que el amor cubre multitud de pecados, mis heridas tal vez tengan cicatrices pero Dios las ha sanado y me permite llevarlas como marcas de batalla, ahora lo comprendo, Dios me lleva a ser parte de la restauración de otros y me enseña a confiar en El con todo mi corazón.

Actualmente presento estos recursos con mi iglesia local, al servicio del ministerio familiar y capacitamos a los pastores y Lideres de ministerio familiar de mi iglesia, la meta es constituir familias mentoras no solo en mi iglesia sino a lo largo y ancho del país.

 

Ingrid Muñoz
28 años de edad 
- Licenciada en Contaduría Pública 
- Social Media Marketing Misionera
- Facilitadora de estrategias de Discipulado 
Activo y Facilitadora de Protección sexual infantil, 
País Venezuela